Me escapé del múndo yéndome al norte, pero otro mundo me esperaba allá.
Prólogo
Desde que tengo uso de razón soy fanática de los viajes,
sobretodo de los que implican armar la valija y salir a conocer. Esos que te
sacan de tu zona de confort, y que terminan siendo mucho más reconfortantes que
cualquier otra cosa.
Tengo un título en “Armado de valijas a último momento”, y
un doctorado en “La valija a punto de explotar”. Soy licenciada en “Poner toda
la ropa del armario, por las dudas” e hice un curso de “Cómo llenar el bolso
con cosas inútiles en cinco minutos”. Guarda, no es poca cosa.
Ahora que saben que están leyendo a una especialista en el
tema, no creo que los modifique en absolutamente nada, pero quería recalcar ese
pequeño detalle para que se entienda lo mucho que realmente me gusta viajar.
Tal vez los ayude a creerme un poco más en cada línea que escriba sobre nuestra
pequeña escapada a otro mundo.
También tengo un amor incondicional por el aeropuerto. No
importa si soy la que viaja, la que llega, o solo la que espera, la energía que
hay ahí es increíble. El encuentro de culturas, el sinfín de historias. Las
despedidas y las bienvenidas. Todo formando parte de algo muchísimo más grande,
de una aventura.
Aunque esta vez, la aventura me sorprendió lejos del
aeropuerto, prácticamente en la otra punta del conurbano, y con un transporte
completamente opuesto, muchísimo más terrenal. Un centro un poco más chico de
despedidas, bienvenidas y esperas. Otra sede oficial de las mejores aventuras
de nuestras vidas.
Creo que mezclando un poco ese amor que le tengo a los
viajes físicos, con la pasión que tengo por los viajes mentales, sale lo que me
está dando la voluntad necesaria para escribir las próximas líneas que, espero,
los mantengan entretenidos por un rato. Bueno, quizás es un poco entusiasta
hablar tan en plural, sabiendo que son crónicas que serán públicas para una
minoría muy minorista, pero sea quien sea el que esté leyendo esto, realmente
espero que se entretenga leyendo tanto como nosotros, porque protagonistas
somos varios, nos divertimos viviendo.
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