lunes, 28 de diciembre de 2009

As I write this letter, send my love to you

Hoy es tu cumpleaños, y la verdad es que no podía no escribirte. Definitivamente no entraba en ninguna de las opciones dejar esta carta para otro momento. No me lo podría permitir. Tengo que admitir que tengo muchas cosas para decirte, tengo un ensimismamiento de ideas en la cabeza, que ni siquiera sé si tiene sentido lo que escribo, o lo que estoy por escribir unos renglones más abajo, pero de cualquier manera sé que me vas a entender. Y después de leer esa oración, es muy probable que te encuentres sonriendo, si es que no lo estás haciendo desde el momento en el que leíste la primer línea, y en este momento debes estar pensando en lo mucho que te conozco, y es así, es imposible no conocer a la perfección a la persona que más me acompañó a lo largo de mi vida.
Hace un rato, antes de sentarme a escribir esta carta, estuve leyendo unas cosas sobre la vida. Sobre la vida, y una rueda. Una rueda, que gira, y que nosotros, todos, giramos con ella. Una rueda que a veces parece aplastarnos, pero siempre aparece alguien para ayudarnos a seguir girando (y en este momento, no me puedo sacar de la cabeza, los días de parque, donde salíamos a cantar "Proud Mary" con la compañía de la guitarra. Y te conozco tanto, que sé que estás cantando "Rolling, rolling, rolling on the river" como yo, y que necesitás a alguien que te haga los coritos), perdón, no me quiero ir por las ramas, pero a veces se me hace imposible, sobretodo después de tantos momentos vividos con tu compañía. Como te decía unos cuantos renglones más arriba, aunque la rueda te aplaste, te maree, te confunda y no entiendas si estás arriba, abajo, o a los costados, siempre aparece alguien que te obliga a seguir, y ahí aparecés vos: Mi compañera de ruta.
Mientras leía, un sinfin de imágenes nuestras se instalaban en mi cabeza, y se repetían como una película. Como si lo que leyera fuera nuestra historia, y sentí la necesidad de nombrarlo en esta carta. Es que simplemente no me imagino una vida sin vos, porque a pesar del océano que nos separa, yo sé que estás, y vos sabés que estoy. Es una pena que el camino que recorrimos juntas, ahora se haya dividido en dos, pero sé que caminamos muy cerquita, y que cuando querramos, nos podemos cruzar al carril de la otra.
Hoy es tu cumpleaños número veintiuno, y me pone realmente mal no poder estar ahí, al lado tuyo (físicamente, porque sabés que siempre estoy al lado tuyo, aunque no me veas), me pone triste la idea de saber que sos completamente legal y yo no estoy ahí para salir a desconchar (Hacía mucho tiempo no decía esa palabra, no sabés lo bien que se siente, sobretodo porque un montón de recuerdos me invaden), odio la idea de saber que tenés novio, que lo presentaste formalmente ante la familia, y que yo lo conozco por una foto en Facebook donde a penas se le ve la cara. Quiero conocer a mi cuñado, sí, porque aunque no seamos hermanas de sangre, el lazo que nos une desde hace dieciocho años es mucho más fuerte que el de mejores amigas, y sé que vos pensás lo mismo.
En este día tan especial, no puedo no prender una velita, y pedir los mejores deseos para vos. Quiero que tu amor dure para siempre, porque todo lo que necesitamos es amor (y ahora no puedo evitar pensar en aquel recital de los Beats, cuando teníamos trece, y estábamos enamoradas del que hacía de Paul McCartney, y él nos tiró un beso después de gritarle lo mucho que lo amábamos, y casi nos morimos en ese instante), quiero que tengas una vida llena de felicidad, rodeada de la gente que te quiere (aunque se me hace difícil pensar que alguien pudiera llegar a enojarse con vos, es simplemente imposible), y también un par de tristezas (muy pocas, porque no soportaría ni un segundo más acá, en la ciudad del amor, sabiendo que vos, en algún rincón de Buenos Aires, estás mal) para que sepas apreciar las cosas buenas de la vida, y disfrutarlas al máximo.
Y para este momento, yo ya estoy llorando a moco tendido, y sonriendo al mismo tiempo, recordando que alguna vez quisimos una amistad como la de Ruth e Idgie en tomates verdes fritos, o Tommy y Carlitos en Los rugrats -versión femenina-, o como la de Zezé y el portugués en Mi planta de Naranja Lima. Que hablábamos en código, que con una mirada nos decíamos todo lo que la otra necesitaba saber. Tengo que confesar que las ganas de subirme a un avión e ir hasta allá a darte la carta personalmente son muy tentadoras, que por momentos quiero tirar todo a la mierda y volverme, y reencontrarme con vos, mi amiga incondicional. Pero sé que a pesar de todo y de todos, rodamos juntas, pase lo que pase, y hoy en tu cumpleaños, rodamos más juntas que nunca, porque prometimos una amistad para siempre, y para siempre va a ser.
Esta carta está llegando a su fin, se me ocurren mil cosas más para decirte, para que nos acordemos juntas, y por más que sé que no te va a aburrir no te quiero robar más tiempo, para que puedas disfrutar del rico desayuno que te mandé (Por más que no lo puedas creer, y estés muy dormida como para asimilar la información moví cielo y tierra para que mi carta llegara junto con un desayuno), pero antes de despedirme por completo quiero que sepas que te quiero muchísimo, que no sé si agradecerte a vos por haberme elegido como amiga, o a Dios por haberte puesto en mi camino. Te mando todo mi amor, y los mejores deseos para vos.

Vale

PD: Te dije de todo, menos lo más importante: ¡FELIZ CUMPLE!
PD 2: Las ganas de volver a verte fueron mucho más grandes, así que me tomé una semanita de vacaciones para volver ahí. Tenés el tiempo justo para desayunar, bañarte, arreglarte, y venirme a buscar (llego al medio día), te voy a estar esperando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario